Es muy habitual que la comunicación con las personas mayores se haga más dificultosa hasta el punto de hacernos perder la paciencia. Problemas de audición, deterioros cognitivos, medicaciones que generan somnolencia son barreras que nos entorpecen la relación con nuestros mayores más queridos.
Estos problemas no solo pueden llevarnos a la frustración sino también pueden conllevar el aislamiento de los mayores y en casos más graves, cuadros de depresión.
Vamos a ver una serie de consejos para que la comunicación sea más efectiva y podamos disfrutar de unas relaciones con los mayores de más calidad.
Entorno:
Es fundamental que evaluemos si el lugar donde vamos a tener la conversación es el más adecuado. Los ruidos externos, ambientes estresantes o desconocidos, van a hacer que los mayores tengan menor capacidad de concentración y les sea más dificultoso poder concentrase.
Buscaremos un sitio tranquilo, en la medida de lo posible, que le sea familiar. Apagaremos los aparatos electrónicos para que si tiene problemas auditivos le sea más sencillo escucharnos.
Tipo de comunicación:
La forma en como nos comunicamos facilitará o entorpecerá enormemente la conversación con nuestros mayores.
Utilizar frases sencillas, que no sean extremadamente largas, con un lenguaje fácil de entender, mirando a la cara, nos ayudará en la comunicación.
Será muy habitual el tener que repetir algunas frases si no nos han oído con claridad. Se paciente, no hagas reproches ni pierdas los nervios, ellos lo notarán y se volverán más reacios a continuar con la conversación.
No debemos gritar, ajustaremos nuestro tono de voz a su capacidad auditiva. Nosotros también debemos estar cómodos durante la charla.
Temas de conversación:
Si la persona con la que queremos hablar tiene un deterioro cognitivo tipo Alzheimer, debemos encontrar temas de conversación donde la persona no sienta frustración al no encontrar las palabras o los recuerdos que nos quiera contar.
Debemos buscar temáticas en las que puedan participar, darnos su opinión, donde se puedan sentir que ellos también tienen cosas que decir. Es importante no saltar de tema en tema sin un tiempo adecuado ya que podemos liar a nuestro mayor. En ocasiones el simple hecho de que nos cuente cómo ha sido su día o cómo se encuentra en ese momento puede ser un estupendo punto de partida para iniciar una buena conversación.
Dificultades con el lenguaje:
Podemos encontrarnos en situaciones en las que los mayores no recuerden una palabra en medio de una conversación y empiecen a ponerse nerviosos. Podemos ayudarles dándoles un tiempo para recordar, señalando el objeto al que se puedan referir y repitiendo la palabra cuando la digan para hacerles ver que lo hemos entendido.
Otra buena técnica es repetirles las últimas palabras que han dicho para facilitarles el recordar el hilo de la conversación y puedan continuar ellos solos.
Lenguaje no verbal:
En ocasiones nos olvidamos que una caricia, una sonrisa, o un abrazo pueden transmitir y tranquilizar en mayor medida que las palabras.
Un buen manejo del lenguaje no verbal para acompañar nuestras conversaciones facilitará la comunicación y hará sentirse más cómodo a los mayores.
La paciencia en muchas ocasiones será nuestra mejor aliada para no desesperar en el día a día. Si notamos que en ese momento no estamos siendo capaces de gestionar bien nuestras emociones y que lo estamos volcando en la conversación, es mejor darnos un tiempo fuera e intentarlo en otro momento.